martes, agosto 28, 2007

 

¿FORMATO ELECTRONICO O EN PAPEL?

La tecnología avanza que es una barbaridad, ya es normal pagar con tarjeta, sin ver el dinero, con el peligro que eso tiene. Pero ahora quiero hablar de otros dos casos que han hecho desaparecer el formato en papel: adquirir el billete de avión "sin billete" y leer un libro "sin libro".
Empecemos por el billete virtual que es una realidad que está desplazando con rapidez al físico. Por el momento, el 70% de las rutas de British Airways funcionan exclusivamente con esta modalidad y casi todas las compañías de vuelos de bajo coste lo están imponiendo: Ryan Air sólo expende billetes electrónicos y la barcelonesa Vueling jamás ha emitido un billete físico. Por su parte, Iberia ya ha anunciado que a partir de 2008 sólo expenderá billetes electrónicos. Air Europa sigue la misma senda y Spanair, de momento, lo aplica en sus vuelos nacionales.
¿En qué consiste? El billete electrónico queda registrado directamente por la compañía aérea de forma segura mediante la clave (código localizador) que te facilita en el momento en que confirmas la reserva. Por ello no es necesario ningún documento justificante (billete de papel), sino que basta con presentar esta clave (código localizador) e identificarse para obtener la tarjeta de embarque en el mostrador de la compañía aérea el día del viaje. En algunos casos, como el de Iberia, ni siquiera es necesario mostrar el "código localizador" en la terminal de facturación, sino que basta con presentar el Documento Nacional de Identidad para conseguir la tarjeta de embarque. La opción de billete electrónico, es a todos los efectos una compra de un billete de avión, igual que si comprases un billete "en papel": la tarifa adquirida está sujeta a las condiciones y/o restricciones que pudiera tener de forma convencional.
El billete electrónico tiene la ventaja de que evita la pérdida o el robo y ahorra los costes de envío y disponemos inmediatamente del billete sin tener que esperar la recepción de la documentación.
Según dicen las compañías aereas la implantación generalizada del billete electrónico permitirá ahorrar 2.000 millones de euros anuales y salvará de la tala 50.000 árboles. Últimamente todo se valora en árboles que se salvan, aunque estoy seguro que ha pesado más el ahorro a la hora de tomar esta decisión. Los usuarios deberíamos no imprimir el localizador para ayudar todavía más en el ahorro de papel y en el indulto de árboles. Ahora el siguiente paso para ahorrar costes y sobretodo salvar más árboles es llevar tanto el localizador como la tarjeta de embarque en el teléfono móvil, como códigos QR que significa “Quick Response Code” (Código de Respuesta Rápida), son un tipo de gráficos que permiten ser decodificados a alta velocidad y con los que se puede acceder a información de todo tipo por medio de teléfonos celulares con cámara. Esto es lo que nos venden las compañías aéreas, pero todos los días miles de aviones vuelan por la atmósfera de la Tierra. Las emisiones de los aviones frecuentemente se pueden ver en la atmósfera en la forma de una nube que el avión va dejando en el cielo. Las emisiones de gases de efecto invernadero del sector aéreo no llegan al 3% del total, pero han crecido un 85% entre 1994 y 2004. En fin, venden árboles que se salvan pero quieren decir costes de la empresa.
Por otro lado, es curioso como los lectores de libros siguen acudiendo a las librerías y bibliotecas y cargan con pesados tomos, en lugar de usar tarjetas de memoria que permiten guardar, por decir algo, las obras completas de Cervantes y que sumado al descenso del precio de los ordenadores los hace más económicos en formato electrónico. En España se venden más de cien millones de libros al año, pero parece que no nos aprovecha lo que leemos y seguimos empeñados en tener bosques enteros en las estanterías de nuestras casas. Pero ya se van destacando algunos nichos de mercado para los libros electrónicos, como los viajeros y profesionales, las personas mayores que prefieren tipos de letra grandes, o como siempre los jóvenes, que entre otras cosas suelen odiar las bibliotecas y cargar con pesados tomos de pasta dura, y que al haber llegado al ordenador desde antes de saber escribir parecen más comodos con la pantalla que con el papel. La aceptación de los libros electrónicos no ha sido tan grande y rápida como se esperaba, pero seguro que las grandes empresas seguiran invirtiendo en este terreno. Yo por mi parte he probado con el Quijote de Cervantes, primera y segunda parte, en un formato algo distinto, el audiolibro y aunque no puedo decir que lo haya leído si puedo decir que lo he escuchado.
Pero lo que nos interesa aquí es el ahorro en terminos medioambientales que pueda suponer el uso de los formatos electrónicos que sin lugar a dudas es grande y mucho más si esos futuros árboles se quedan donde están, en lugar de ser pasta de papel, y no son empleados en otra materia. Porque lo que en muchas ocasiones hay tras esos números, con los que se les llena la boca a las empresas en materia de ahorro, es simplemente un aspecto económico para ellas, son costes. Y llegados aquí no puedo evitar hablar de la receta electrónica, que se nos ha presentado disfrazada de avance del siglo XXI y, sin lugar a dudas, supondrá un ahorrará de papel, el gasto no será el mismo, pero el papel que se ahorra la administración lo deben poner las farmacias para justificar los cupones precinto, es decir, "yo me lo ahorro porque tu lo pones". Con lo cual se siguen talando árboles, en el siglo XXI, cuando todo puedo funcionar en formato electrónico. Es lo de siempre, la administración reduce costes y alguien gana mucho dinero por que vende muchos ordenadores preparados para la receta electrónica y el software necesario para su funcionamiento.
El medioambiente vende mucho, el cambio climático está de moda, la gente tiene miedo, y eso puede hacer que se venda más, y que alguien siga ganando más dinero, pero las políticas reales medioambientales no se pueden aplicar, ni se quieren aplicar, porque no son bien aceptadas por el pueblo, ni por las empresas que producen la contaminación. De momento los avances en los formatos electrónicos nos permiten, si somos consecuentes y estamos convencidos de ello, un importante ahorro, también valorable en costes en nuestro presupuesto personal.

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