sábado, enero 24, 2009

 

¿PODEMOS HACERLO?

Una de las grandes preguntas hoy día, con todo lo que se ve y se habla del medio ambiente, es: dados los problemas ambientales a los que el mundo se enfrenta, ¿podemos hacerlo? Es decir, ¿podemos evitar el declive económico y el derrumbe de la civilización y salvar el planeta? La respuesta es sencilla: depende de ti y de mí, de lo que tú y yo hacemos para invertir estas tendencias. ¿Cómo? Sí. Hay que convertirse en alguien políticamente activo. La salvación de nuestra civilización no es un deporte para espectadores, debemos aportar nuestro grano de arena. Dicen los antiguos árabes: "cada hombre es un mundo" por lo tanto, lo que hagamos, llega a tener trascendencia en el universo... Nos hemos trasladado a este nuevo mundo tan rápidamente que no hemos comprendido todavía completamente el significado de lo que está sucediendo. Pero de verdad ¿queremos salvar al mundo de su destrucción como hábitat humano? ¿Queremos que nuestro planeta sea para siempre un lugar en donde las personas y la civilización puedan sobrevivir y prosperar, y la historia pueda continuar? Mucha gente cree que sí. Es lógico, ya que casi todos estamos encantados de estar aquí, y casi nadie quiere irse. La mayoría de científicos opina que nuestro planeta se encuentra al límite pero que el desarrollo tecnológico puede aportar las soluciones necesarias para salvarlo. Y es que sale tan bonito en televisión, “Una reluciente joya azul y blanca ", así describió nuestro planeta el astronauta Edgard Mitchell, mientras lo contemplaba en la oscura inmensidad del espacio. Sería una pena que se perdiera. Debemos ser concientes de las grandes dificultades que representan las decisiones políticas en materia ambiental que debieren, necesariamente, tender a la protección y al desarrollo sostenible de recursos, pero los intereses económicos egoístas de unos pocos empresarios provocan decisiones políticas equivocadas y ajenas a la realidad, sin lugar a dudas, producto de la manipulación y el desconocimiento de la clase política actual. Y aquí es donde debemos ser activos políticamente, aquí es donde debemos hacernos oír. Sí, debemos pedirles a nuestro responsables políticos que legislen, pero no acaba aquí nuestro activismo, no basta con legislar, cambiar el modelo económico, o encontrar tecnologías apropiadas, hay que educar, una actividad tediosa, lenta y aplicable solo a las futuras generaciones a través de la educación de los niños. Pero una actividad que cambiará la conducta del ser humana, que es la que nos ha traído donde estamos. Porque la problemática ambiental tiene un origen humano. Somos nosotros los que hemos degradado el ambiente. Pero, aun cuando ya existe la conciencia sobre este hecho, el enfoque que se da al tratar de explicarlo y de solucionarlo sigue siendo todo menos humano -esto explica la ineficacia de la mayoría de medidas ambientales-: somos excelentes viendo “el grano en el ojo ajeno”, culpando multinacionales, gobiernos, fábricas, organismos internacionales, modelos políticos y económicos, pero somos malísimos viendo “la paja en nuestro ojo”, para aceptar nuestro culpa en el problema. Siempre el problema es de otro, nunca nosotros debemos cambiar o sacrificar algo. Sin embargo aún es muy complicado lograr un cambio real en las personas sin tener al lado razones económicas. Por ejemplo en el caso de agua, creo que quien ahorra agua lo hace más pensando en que ahorra mucho dinero más que pensando en la importancia del agua en el ciclo hidrológico de la tierra, o por las terribles connotaciones ecológicas que trae la degradación del agua. Esto no quiere decir que la gente no se pueda mover por algo diferente al dinero, simplemente este cambio es mucho más complejo, básicamente por el modo en el cual concebimos a la naturaleza, al universo y a nosotros mismos. Existe un inconsciente colectivo que nos hace creernos superiores, especiales, únicos, destinados a dominar el mundo, tan solo porque somos capaces de adaptar el medio ambiente a nuestras necesidades. ¡Alto! Esto ya parece la pescadilla que se muerde la cola, hemos vuelto al principio del mal. Vamos a empezar de nuevo. Parafraseando a los grandes políticos: “no preguntes qué puede hacer el medio ambiente por ti, pregunta qué puedes hacer tú por el medio ambiente”. Piensa por un momento en todo ése fascinante entramado universal que hace que nuestro planeta gire en su órbita, a la distancia perfecta del sol para que en la tierra se desarrollen millones de procesos que nos han llevado hasta eso que llamamos vida, que se ha extendido por todo el planeta en multitud de formas y colores. ¿Acaso no vale la pena un sacrificio de cada uno, para conservar ésas maravillas?

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