sábado, septiembre 11, 2010

 

NO ES NECESARIA LA EXISTENCIA DE DIOS PARA EXPLICAR EL ORIGEN DEL UNIVERSO

Stephen Hawking publica su nuevo libro: The Grand Design. Vuelve a hablar sobre la naturaleza de la materia y la energía, y sobre el universo que nos rodea. En estos temas siempre pueden surgir controversias con los sectores extremistas religiosos y Hawking lo ha conseguido. Hawking ya dijo en “Historia del Tiempo”, que la teoría del Big Bang no contradice la existencia de Dios, y ahora afirma: "No es necesaria la existencia de Dios para explicar el origen del universo. Por el solo hecho de existir la ley de gravedad, es una consecuencia inevitable que el universo se cree a sí mismo de la nada. Suponer que hubo un Dios que encendió la mecha de esa gran explosión es redundante". Esta respuesta ya la dio Laplace cuando presentó a Napoleón su libro “Traité de Mécanique céleste”. Napoleón -que había sido alumno de Laplace en la Escuela Militar- le comentó: “Habéis escrito un libro sobre el sistema del Universo, sin haber mencionado ni una sola vez a su Creador”. A lo que Laplace contestó: “No he necesitado esa hipótesis, Sire” (Sire, je n’avais pas besoin de cette hypothèse). La respuesta de Laplace hacía hincapié en el hecho de que 100 años antes, cuando Newton interpretó el funcionamiento del sistema solar utilizando su ley de la gravitación, no fue capaz de explicar ciertas irregularidades que deberían aparecer en algunas órbitas planetarias. Newton hacía entonces intervenir a Dios para corregir dichas anomalías y que el sistema siguiera siendo estable. Cuando le contaron a Lagrange este episodio, exclamó: ¡Ah, pero es una bella hipótesis, eso explica muchas cosas!
Y por este comentario se ha formado tanto revuelo. Debemos recordar que una cuestión es la ciencia (conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales), otra la epistemología (doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico), otra la ontología (parte de la metafísica que trata del ser en general y de sus propiedades trascendentales) y otra la teología (ciencia que trata de Dios y de sus atributos y perfecciones).
Se trata de dos planos diferentes del conocimiento humano, ciencia y trascendencia y entre ellos siempre habrá disensiones. Es ridículo, por tanto, entrar en estas discusiones que no llevan a buen puerto y más aún cuando muchos investigadores profesan su propia fe y este tipo de altercados, les puede situar en posiciones muy incómodas en muchas culturas, incluso en la nuestra.
Las verdades científicas son efímeras, ya que de no ser así su propia esencia se desvanecería, para convertirse en un nuevo tipo de religión. Por su parte, las creencias son actos de fe, para las religiones sus creencias son inmutables, por eso jamás deberían mezclarse. Además tan solo una pequeña parte de la población mundial entiende en que consiste la indagación científica, mientras que la inmensa mayoría profesan algún tipo de fe. Igual que cuando le preguntaron a Jesús si se debían pagar los impuestos al Cesar dijo aquello de "dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios" ahora deberíamos leer "Dad a la ciencia lo que es de la ciencia..."

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