lunes, julio 26, 2010
Algunos consejos que hay que recordar
El cambio climático es un problema global en el que todos podemos aportar nuestro grano de arena. Intenta alargar la vida de las cosas, y no compres lo que no necesitas. Aprender a reparar cosas puede ser una buena idea: cose y reutiliza; o intercambia lo que no uses. Si no sabes como pregunta, en internet encontrarás respuesta a todo. Por ejemplo, el otro día mi lavadora sonaba como si estuviera haciendo palomitas¡? Eso fue lo que escribí en internet y encontré una sencilla respuesta, me he ahorrado una lavadora y tengo la satisfacción de haberla arreglado yo.
Los recursos del planeta son limitados, por lo que tenemos que huir del concepto ‘barra libre’ en el consumo. Podemos conseguir mucho si elegimos equipos de bajo consumo. Existen aparatos con las mismas prestaciones que gastan más energías que otros, por lo que seleccionando productos de escaso consumo energético (los de la clase A) se contribuye al ahorro de energía y además, lo notarás en poco tiempo en tu factura de la luz.
Los efectos de nuestras buenas prácticas repercuten en los demás, y exigiendo unos determinados comportamientos en los proveedores de los que nos servimos también concienciamos. Por ejemplo, al comprar una vivienda es importante pedir información sobre la calidad energética de la misma, tanto de sus componentes estructurales como de los sistemas de climatización y producción de agua caliente, y tener en cuenta la calidad de las instalaciones. Las viviendas de nueva contrucción tiene que cumplir unas normas, pero intentan apurar al máximo la legislación para abaratar costes (y obviamente aumentar beneficios). Si buscas casa, no olvides que siempre es preferible rehabilitar, reformar e invertir en edificios ya construidos que en generar otros nuevos. Las ventajas residen en que se aprovechan los recursos existentes, se ahorra energía, y se eliminan los daños y molestias de la demolición (residuos, polvo, ruido, etc.). Rehabilitar es siempre más sostenible que cualquier modo de edificar nuevo. Si vas a construirte una casa nueva, piensa en la arquitectura bioclimática como una opción real a tener en cuenta. Este tipo de arquitectura es la que se diseña para aprovechar el clima y las condiciones del entorno para crear una situación de confort térmico en el interior. No tiene por qué costar más que una convencional, es sólo que requiere un diseño más estudiado de toda la estructura.
Cuando vayas de compras rechaza las bolsas que no necesitas, y trata de llevar siempre tu propia bolsa de la compra. Apuesta por las prendas orgánicas ecológicas, que se fabrican con algodón que crece en sus colores naturales y que, en su plantación, cultivo y recolección, el productor ha utilizado métodos naturales sin recurrir en ningún caso a fertilizantes químicos, insecticidas, pesticidas ni otros productos contaminantes. El algodón orgánico está certificado por organizaciones estatales, lo que exige unas condiciones específicas de producción.
Recuerda que en el mercado puedes encontrar bayetas, detergentes y bolsas de basura que son reciclables y con los cuales no se daña el medio ambiente en los procesos de fabricación de los mismos, así reducirás la demanda de productos agresivos y aumentarás la demanda de productos ecológicos, forzando así a las empresas a prestar más atención a la ecología en sus productos.
Las pinturas convencionales contienen productos sintéticos derivados de la industria petroquímica que pueden perjudicar el medio ambiente y la salud de las personas. En el mercado ya existen pinturas basadas en agua y sin metales pesados ni formaldehído, limitando asimismo el contenido en compuestos orgánicos volátiles. Evita los esmaltes o las pinturas al aceite por su peligrosidad, y en general, no compres pinturas que desprendan un olor fuerte ya que esto es signo de que contienen demasiados disolventes.
Puedes exigir lacas naturales y barnices que estén libres de disolventes orgánicos. Es mejor utilizar pinturas naturales y/o ecológicas, ya que estas no contienen disolventes orgánicos volátiles tóxicos y están fabricadas, principalmente, a partir de aceites vegetales, sobre todo de lino, resinas naturales, o caseína; y cuando son para exteriores, se realizan con cítricos o silicatos. A su vez los pigmentos no contienen metales pesados. Al terminar de pintar limpia los pinceles con un disolvente hecho con esencias de cítricos en lugar de hacerlo con aguarrás. Tu salud también está en juego.
A mayor rigor en la compra, en el uso y en la selección de residuos para su eliminación, mayor efectividad medioambiental. Comprar productos locales favorece la economía, ayuda a ahorrar energía (empleada en transporte); y reduce las emisiones de CO2 a la atmósfera. Toda reducción de gasto de energía beneficia al medio ambiente, pues repercute en la emisión de gases. Especialmente en el caso de la electricidad.
Muchos de los productos que la industria fabrica para hacernos la vida más fácil, acaban en el cubo de la basura. Una forma de minimizar los residuos es reducir la compra de productos de usar y tirar. También es importante no abusar de los platos, vasos y cubiertos de un solo uso, ya que contribuyen a un aumento desmesurado de las basuras generadas.
Ante el reto ambiental, debemos asumir nuestra responsabilidad y conocer las posibilidades que tenemos para protegerlo y mejorarlo. Al adquirir ropa, electrodomésticos, mobiliario, materiales de cocina, de baño y de uso doméstico en general, se debe tener en cuenta la durabilidad, la facilidad de mantenimiento y de reparación en caso de avería, las posibilidades de reutilización al acabar su vida útil y la reciclabilidad de sus materiales.
Toma conciencia de que consumir más cosas no te da más calidad de vida ni más felicidad. Compra después de comer y piensa antes de comprar. Hacer un consumo responsable repercute en un beneficio para la economía propia, una reducción de residuos más o menos contaminantes en el medio local y ayuda a limitar la incidencia general de gasto de energía y de producción innecesaria de bienes de consumo.
Los recursos del planeta son limitados, por lo que tenemos que huir del concepto ‘barra libre’ en el consumo. Podemos conseguir mucho si elegimos equipos de bajo consumo. Existen aparatos con las mismas prestaciones que gastan más energías que otros, por lo que seleccionando productos de escaso consumo energético (los de la clase A) se contribuye al ahorro de energía y además, lo notarás en poco tiempo en tu factura de la luz.
Los efectos de nuestras buenas prácticas repercuten en los demás, y exigiendo unos determinados comportamientos en los proveedores de los que nos servimos también concienciamos. Por ejemplo, al comprar una vivienda es importante pedir información sobre la calidad energética de la misma, tanto de sus componentes estructurales como de los sistemas de climatización y producción de agua caliente, y tener en cuenta la calidad de las instalaciones. Las viviendas de nueva contrucción tiene que cumplir unas normas, pero intentan apurar al máximo la legislación para abaratar costes (y obviamente aumentar beneficios). Si buscas casa, no olvides que siempre es preferible rehabilitar, reformar e invertir en edificios ya construidos que en generar otros nuevos. Las ventajas residen en que se aprovechan los recursos existentes, se ahorra energía, y se eliminan los daños y molestias de la demolición (residuos, polvo, ruido, etc.). Rehabilitar es siempre más sostenible que cualquier modo de edificar nuevo. Si vas a construirte una casa nueva, piensa en la arquitectura bioclimática como una opción real a tener en cuenta. Este tipo de arquitectura es la que se diseña para aprovechar el clima y las condiciones del entorno para crear una situación de confort térmico en el interior. No tiene por qué costar más que una convencional, es sólo que requiere un diseño más estudiado de toda la estructura.
Cuando vayas de compras rechaza las bolsas que no necesitas, y trata de llevar siempre tu propia bolsa de la compra. Apuesta por las prendas orgánicas ecológicas, que se fabrican con algodón que crece en sus colores naturales y que, en su plantación, cultivo y recolección, el productor ha utilizado métodos naturales sin recurrir en ningún caso a fertilizantes químicos, insecticidas, pesticidas ni otros productos contaminantes. El algodón orgánico está certificado por organizaciones estatales, lo que exige unas condiciones específicas de producción.
Recuerda que en el mercado puedes encontrar bayetas, detergentes y bolsas de basura que son reciclables y con los cuales no se daña el medio ambiente en los procesos de fabricación de los mismos, así reducirás la demanda de productos agresivos y aumentarás la demanda de productos ecológicos, forzando así a las empresas a prestar más atención a la ecología en sus productos.
Las pinturas convencionales contienen productos sintéticos derivados de la industria petroquímica que pueden perjudicar el medio ambiente y la salud de las personas. En el mercado ya existen pinturas basadas en agua y sin metales pesados ni formaldehído, limitando asimismo el contenido en compuestos orgánicos volátiles. Evita los esmaltes o las pinturas al aceite por su peligrosidad, y en general, no compres pinturas que desprendan un olor fuerte ya que esto es signo de que contienen demasiados disolventes.
Puedes exigir lacas naturales y barnices que estén libres de disolventes orgánicos. Es mejor utilizar pinturas naturales y/o ecológicas, ya que estas no contienen disolventes orgánicos volátiles tóxicos y están fabricadas, principalmente, a partir de aceites vegetales, sobre todo de lino, resinas naturales, o caseína; y cuando son para exteriores, se realizan con cítricos o silicatos. A su vez los pigmentos no contienen metales pesados. Al terminar de pintar limpia los pinceles con un disolvente hecho con esencias de cítricos en lugar de hacerlo con aguarrás. Tu salud también está en juego.
A mayor rigor en la compra, en el uso y en la selección de residuos para su eliminación, mayor efectividad medioambiental. Comprar productos locales favorece la economía, ayuda a ahorrar energía (empleada en transporte); y reduce las emisiones de CO2 a la atmósfera. Toda reducción de gasto de energía beneficia al medio ambiente, pues repercute en la emisión de gases. Especialmente en el caso de la electricidad.
Muchos de los productos que la industria fabrica para hacernos la vida más fácil, acaban en el cubo de la basura. Una forma de minimizar los residuos es reducir la compra de productos de usar y tirar. También es importante no abusar de los platos, vasos y cubiertos de un solo uso, ya que contribuyen a un aumento desmesurado de las basuras generadas.
Ante el reto ambiental, debemos asumir nuestra responsabilidad y conocer las posibilidades que tenemos para protegerlo y mejorarlo. Al adquirir ropa, electrodomésticos, mobiliario, materiales de cocina, de baño y de uso doméstico en general, se debe tener en cuenta la durabilidad, la facilidad de mantenimiento y de reparación en caso de avería, las posibilidades de reutilización al acabar su vida útil y la reciclabilidad de sus materiales.
Toma conciencia de que consumir más cosas no te da más calidad de vida ni más felicidad. Compra después de comer y piensa antes de comprar. Hacer un consumo responsable repercute en un beneficio para la economía propia, una reducción de residuos más o menos contaminantes en el medio local y ayuda a limitar la incidencia general de gasto de energía y de producción innecesaria de bienes de consumo.
