sábado, noviembre 18, 2006

 

Cómo ahorrar energía al cocinar


Pretender conseguir un ahorro de energía debe ser una constante y abarcar todas las acciones de la vida, también las domésticas. Economizar en casa es un compromiso que cualquiera puede asumir, un compromiso y una medida educativa hacia las futuras generaciones que crecen en el hogar. Por tanto, rebajar las emisiones contaminantes a la atmósfera es un deber de todos los elementos de la casa y, por supuesto, de las cocinas, que pueden ser ahorradoras y contribuir a cumplir con el Protocolo de Kioto.

Por este motivo es importante ahorrar energía mientras se preparan buenos platos. Para ello se ha de aprovechar al máximo el calor de los fuegos, decantarse con frecuencia por la olla a presión, tapar las cacerolas y sartenes, etc.

Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), el 34% de la energía que se usa en las viviendas españolas se dedica al uso de los electrodomésticos y de este porcentaje un 16% se gasta en los de la cocina, concretamente un 11% del consumo de electricidad y gas natural se utiliza para cocinar.

La verdad es que procurando tener precaución se pueden adoptar hábitos que nos permitan ahorrar energía, sin coste alguno o con un mínimo desembolso en menaje. Lo primordial es tomar conciencia de que cocinando también se pueden tomar decisiones a favor o en contra del uso eficiente de la energía.

Buenos hábitos
Cocer, asar, calentar o freír alimentos son actividades cotidianas en las que lo importante, desde el punto de vista energético, es que se necesita el calor. Hay varias maneras de reducir el consumo energético mientras cocinamos; lograrlo hará además que disminuya la factura eléctrica o del gas natural a final de mes.

Con la puesta en práctica de una serie de consejos que se exponen a continuación es posible ahorrar casi el 30% del consumo:

- Hay que colocar sobre los fuegos siempre recipientes cuyo fondo sea de un diámetro mayor que el fogón. Así se aprovechará al máximo el calor.

- Conviene mantener tapados en todo momento sartenes, cazuelas, cazos y otros utensilios.

- Como norma, se deben descongelar los productos congelados dentro de la nevera. Así se evitará el consumo de energía del horno o del microondas para descongelar.

- Se debe evitar abrir la puerta del horno innecesariamente. Cada vez que se abre se pierde, como mínimo, el 20% del calor acumulado en su interior. Sin embargo, el resultado final del plato es el mismo si se apaga el horno un poco antes de finalizar su cocción: el calor residual se encargará de acabar el proceso.

- Siempre que sea posible es recomendable utilizar la olla express, aún mejor si se trata de una olla super rápida, es decir, sin casi pérdidas de vapor: necesitan menos energía y ahorran mucho tiempo. En todo caso, son más eficientes las baterías de cocina con fondo grueso difusor, que consiguen una temperatura más homogénea en todo el recipiente.

- Si los fuegos son placas eléctricas o de vitrocerámica pueden desconectarse unos minutos antes de que se acabe la cocción, excepto si son de inducción, para aprovechar el calor residual.

- Conviene graduar convenientemente los fuegos. Se ha de reducir el fuego cuando ya hierva el alimento. Una cocción suave mantiene las propiedades nutritivas y ahorra energía.

- Decantarse por el horno microondas en lugar del horno convencional supone un ahorro entre el 60 y 70% de energía y un ahorro importante de tiempo.

- Se puede rentabilizar al máximo la capacidad del horno y cocinar de una vez mayor número de alimentos.

- Para asados y cocciones superiores a una hora no suele ser necesario precalentar el horno.

- Guisar con fuegos y horno de gas natural produce como mínimo un 60% menos de CO2 que el que generaría una central eléctrica térmica para obtener la electricidad necesaria para este uso. En este caso, hay que mantener limpios los quemadores del gas para asegurar una adecuada combustión.

- Hay que dejar enfriar los alimentos antes de introducirlos en la nevera.

Etiqueta energética
Antes de comprar un electrodoméstico se ha de tener en cuenta la etiqueta energética a la hora de decidir. En la cocina, como en el resto del hogar, es recomendable elegir el aparato más eficiente.

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