miércoles, abril 04, 2007

 

ENERGÍA NUCLEAR I. EL PUNTO DE PARTIDA.

Hoy en día ya debe haber quedado claro que hay que consumir menos energía porque se agotan los recursos fósiles (petróleo, gas y carbón) y porque hay que evitar el cambio climático. La humanidad se enfrenta, en este siglo, a una necesidad ineludible: sustituir progresivamente este tipo de combustibles por otras fuentes energéticas. De ahí el creciente interés por las energías renovables y por la nuclear. Pero la estabilidad del sistema económico mundial descansa en un crecimiento sostenido que se prevé alcance una media anual del 3,2% en el periodo 2002-2030. En las últimas décadas, la demanda energética se incrementó proporcionalmente a la subida del Producto Interior Bruto (PIB) mundial: a partir de 1971, por cada 1% de crecimiento del PIB, el empleo de energía primaria aumentó en un 0,6%. Y, aunque se ha reducido la intensidad energética de algunas economías, no se ha logrado reducir el gasto total.
Para el periodo comprendido entre 2002 y 2030, la Agencia Internacional de Energía (AIE) pronostica un incremento de casi el 60% en la demanda de energía primaria y del 100% en el consumo eléctrico. Se prevé que el petróleo, el gas natural y el carbón cubran el 85% del aumento de las necesidades, y que el empleo de derivados del petróleo se amplíe un 1,6% anual para abastecer el 95% del transporte global. Este aumento continuado supone una subida equivalente de las emisiones de CO2 que, según la agencia, se situarán en 2030 un 62% por encima de los niveles de 2002. Sin embargo, el continuo encarecimiento del petróleo, que evidencia una cada vez mayor dificultad para incrementa la producción al ritmo que marca la demanda y la acumulación de CO2 en la atmósfera amenaza con desestabilizar el sistema y con producir un cambio global de temperaturas con tremendas consecuencias económicas y sociales. Para estabilizar su presencia en niveles que no desencadenen cambios climáticos profundos, habría que cubrir todo el crecimiento energético previsto con fuentes que no emitan gases de efecto invernadero, algo del todo imposible si se cubre este incremento con combustibles fósiles. Éste es el principal argumento de los defensores de la opción nuclear, ya que ésta no genera este tipo de contaminación en la fase de generación de electricidad, aunque sí en el resto del ciclo nuclear: construcción, combustible, residuos y desmantelamiento, un aspecto que se suele olvidar.
Es de todos conocido que EE.UU. se ha negado a ratificar el Protocolo de Kioto y a promover medidas de ahorro de energía por considerar que afectarían negativamente al crecimiento económico y al modo de vida de sus ciudadanos, sigue apoyándose en un uso masivo de combustibles fósiles, apostando por que puedan algún día ser sustituidos por el hidrógeno, la energía nuclear y los materiales sintéticos obtenidos del carbón. Hace algo más de un año el secretario estadounidense de Energía invitó a los profesionales de la industria nuclear a "defender con convicción la resurrección" de este tipo energía, diciéndoles que "tenían que poner el énfasis" en que sin un incremento de la energía atómica "será difícil satisfacer la creciente demanda de electricidad y reducir al mismo tiempo la polución y los gases de efecto invernadero". Meses después George Bush, desde una central nuclear, reafirmó su apoyo a esta resurrección al subrayar que "en el siglo XXI, nuestra nación necesitará electricidad más limpia, segura y fiable. Ha llegado el momento de que este país vuelva a construir centrales nucleares". Y para ello, propone modificaciones legislativas con importantes deducciones fiscales y préstamos garantizados para el desarrollo energético.
Pero el mayor programa nuclear es el de China, que tiene previsto construir 32 centrales en los próximos 15 años para mitigar la contaminación que producen las centrales de carbón. Aun así, con este ambicioso programa sólo producirán el 4% de su electricidad en 2020, muy por debajo de la cobertura nuclear de los países industrializados. En Europa, Francia, con una capacidad del 78%, está promocionando una nueva generación de reactores ERP (European Reactor Program) para sustituir los más antiguos, y Finlandia ha empezado la construcción de uno de ellos. En España, y aunque el programa electoral del PSOE decía lo contrario, el Círculo de Empresarios aboga por alargar la vida útil de las actuales centrales y sustituirlas por otras de nueva generación cuando llegue el momento de cerrarlas. Según los autores del Libro Blanco de la Electricidad, la opción nuclear podría ser un "puente de transición" al que recurrir.
Tras la Segunda Guerra Mundial, y ante el horror de Hiroshima y Nagasaki, el entonces presidente estadounidense, Dwight Einsenhower, optó por desarrollar y popularizar los aspectos más positivos de la energía nuclear para la sociedad civil. En un discurso ante Naciones Unidas en 1953, prometió que su país se dedicaría en cuerpo y alma a encontrar la fórmula por la cual la energía atómica no se utilizará para la muerte, sino para la vida, aplicándola a las necesidades de la agricultura, la medicina y otras actividades pacíficas y proporcionando abundante energía eléctrica a aquellas áreas del mundo hambrientas de electricidad. La realidad ha sido otra y la esperanza en una energía barata y que terminara con la lucha de las naciones por el petróleo no se ha cumplido. La industria, pese a haber recibido todo tipo de cuantiosas subvenciones y ayudas a lo largo de su vida, no pudo solventar satisfactoriamente los problemas de seguridad, competitividad económica y residuos que han lastrado el desarrollo de este tipo de energía. Por esta razón, el intento de reactivación se construye ahora sobre otros fundamentos, utilizando argumentos del movimiento ecologista. Frente al cambio climático y la polución, sus defensores dicen que la resurrección nuclear es la opción más limpia, y la única capaz de suministrar las ingentes cantidades de energía que consume el proceso de crecimiento económico mundial, sin contribuir al calentamiento global. Y frente a la creciente escasez de recursos fósiles, promete abundantes alternativas, ya sea en forma de uranio y torio en la actualidad, de plutonio en un futuro cercano o mediante la fusión nuclear en un futuro más remoto. De ahí que la industria nuclear haya decidido autocalificarse de "fuente de energía verde y sostenible" con la ayuda incluso de veteranos ecologistas de renombre. (continuará...)

Comments: Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?